La mayoría de productos cárnicos elaborados, como las salchichas, son altas en grasa, y si bien pueden meterse en cualquier dieta utilizando el mecanismo que uso yo de conteo de macros y calorías, es preferible sustituirlas por opciones ricas que permitan comer más cantidad de comidas durante el día y no “roben” tantos gramos de grasa en tan poca cantidad.
Es por ello que es preferible optar por productos de los cuales sepamos su procedencia, pues su contenido graso puede verse reducido a la mitad mientras que su contenido proteico puede incluirse multiplicarse por dos. Son más caros sí, pero vale la pena.
En el mercado pueden encontrarse salchichas de calidad con tan sólo 3 gramos de grasa y 9gr de proteína por unidad. Su composición incluye carne molida baja en grasa en un 97%. Lo mismo pasa con los batidos de proteínas, los cuáles garantizan una pureza de hasta el 97%.
Y es que los productos utilizados bares, restaurante y locales de comida rápida dejan mucho que desear. El motivo es el ahorro de coste que esto les supone. Elige, cuando salgas a comer fuera, carne magra; su contenido proteico es mucho mayor y el contenido en grasa no sobrepasará el 5% en el peor de los casos. Y qué hablar del sabor! Recuerda que una pechuga de pollo contiene tan solo dos o tres gramos de grasa por cada 100 gramos de producto.
Y si vas a la carnicería a por tu carne picada, pide que la trinchen delante de ti para asegurarte de qué trozos están usando. Es barata e ideal para acompañar arroz, pasta, tortillas y purés.
Además las carnes procesadas suelen llevar añadidos como maltodextrina o dextrosa (azúcares) con tal de conseguir apelmazar el producto y darle una mejor textura y palatabilidad. Si eres intolerante al gluten o a la lactosa deberás analizar la composición de todo aquello que compres.